viernes, 8 de febrero de 2013

Cuando se cruzan la salud y el dinero, pierde la salud.



Ciertas situaciones, por los conflictos de intereses que presentan, nos muestran cuáles son los principios que rigen nuestra sociedad y el modo en que ella se organiza. El principio de obediencia que nos rige podemos encontrarlo en las relaciones familiares, laborales, escolares, militares, hospitalarias, estatales. El Estado, de hecho, se basa en el principio de obediencia de la ley. Pero las relaciones de obediencias se sostienen dentro de una lógica jerárquica, es decir, priman algunas cosas por sobre otras, algunos valores por sobre otros, algunas posiciones por sobre otras. Sin lugar a dudas, si preguntamos cuál es el valor supremo de nuestra sociedad, la mayoría respondería la vida. ¿Pero es esto así?
La experiencia de haber habitado una institución de salud privada, desde el lugar que sea: paciente, trabajador, familiar de paciente, familiar de trabajador, proveedor de la institución, propietario de la misma, accionista, no deja lugar a dudas que lo que prima cuando se cruzan la salud y el dinero, es el dinero. La lógica del mayor beneficio al menor costo, sobre la que funciona el capitalismo, la podemos observar claramente en una institución sanitaria privada. ¿Se compran los mejores medicamentos o los más baratos? ¿Hay tanto personal de enfermería como se necesita o el que se puede o quiere pagar? ¿Hay todas las especialidades necesarias o las mínimas indispensables para poder funcionar? ¿Hay la higiene necesaria? ¿Cuentan los trabajadores con los materiales de protección necesarios para realizar su labor? Los trabajadores ¿Realizan sus tareas obedeciendo las normativas legales y éticas o las indicaciones patronales? Cuando los propietarios de la institución privada de salud deciden bajar los costos ¿Por dónde recortan? Si un profesional no indica un estudio diagnóstico porque su empleador le solicitó que es necesario reducir costos ¿No se pagan con vida esos recortes? ¿No es responsable el profesional de esa vida?

Veamos la situación con un ejemplo real, personal y actual:

Llega una paciente jubilada con cáncer terminal a un sanatorio privado. El sanatorio es propiedad del sindicato de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). La mujer es afiliada de PAMI y además tiene la prepaga Accord Salud, también propiedad de UPCN, que es a través de la cual llegó al sanatorio. La internación en el sanatorio es por la prepaga, no por PAMI. Una vez hecho el diagnóstico, se determina que no hay posibilidades de hacer ningún tipo de tratamiento contra el cáncer, ya que por el estado de su cuerpo no lo podría soportar. Los profesionales indican cuidados paliativos, es decir, tratamientos medicamentosos para evitar dolor, y una internación domiciliaria, con oxígeno permanente, una vez que la paciente haya sido estabilizada clínicamente.
La mujer vive sola, es madre de cuatro adultos casados y abuela de seis nietos. Los distintos médicos que la vieron le indicaron a la familia que en el domicilio la paciente debe estar las 24hs acompañada. Los familiares responden que para ellos es imposible mantener una presencia permanente, no solo por sus responsabilidades laborales, sino también porque las mismas no les retribuyen lo necesario para costear un cuidado de ese tipo. La médica responsable del seguimiento de la paciente les indica que “la obra social”, habla de obra social aunque la paciente tiene una prepaga, no cubrirá más que el oxígeno en el domicilio, la visita de una enfermera una vez por día, los medicamentos y la visita semanal de un médico. Aunque la profesional considera que por su estado de salud la paciente no puede estar sola, en la orden de internación domiciliara para presentar a la prepaga, no indica más que lo que dijo que la prepaga cubrirá.
Como además de la prepaga, la mujer tiene PAMI, la familia averigua en dicha institución y le indican que pase por la oficina correspondiente a retirar un formulario de internación domiciliaria, para que lo complete el profesional tratante, indicando el cuidado que considera necesario y una vez realizado esto, de ser aprobado, PAMI cumplirá con la indicación profesional. La familia cumple lo indicado y le entrega a la médica del sanatorio, recordemos, propiedad del sindicato de UPCN, propietarios también de la prepaga, el formulario de PAMI y la doctora indica: kinesiología dos veces por día, médico una vez por semana, enfermería las 24hs, y todo fundamentado en que en los cuadraditos correspondientes a “Actividad de la vida diaria” completó: donde dice Alimentación, semidependiente, donde dice Vestimenta, dependiente, donde dice Higiene, puso dependiente, donde preguntan por incontinencia, puso anal y vesical, en Deambulación, puso acompañada, en pronóstico puso malo. Es decir, la médica, que hizo el juramento hipocrático, empleada del sector privado de salud, al sector público le indica todo lo que considera necesario, lo mismo indicó a los familiares como imprescindible, lo que hoy le brinda a la paciente el sanatorio, pero no se lo solicita a la prepaga, que es su empleador. ¿Por qué?      

La responsabilidad profesional.

¿Cómo se explica que quien estudió para propiciar las mejores condiciones de salud no le indique a su empleador que las cumpla, si no es porque la profesional prioriza su estabilidad laboral por sobre la salud del paciente? Partamos de la base de que los trabajadores profesionales no estamos en igualdad de condiciones con el resto de los trabajadores y mucho menos lo están los profesionales de la medicina. Los profesionales no estamos entre los que tienen dificultades para conseguir trabajos dignos y bien remunerados, salvo que hagamos planteos como estos. ¿La médica no puede confrontar con su empleador o no quiere? No solo alcanza con ver el nivel de vida que tienen la mayoría de los médicos, que supera con creces el de la mayoría de la población del lugar donde viva, sino también con comparar cuál es el cumplimiento efectivo del horario de trabajo de un médico, empleado por el Estado, con el del resto de la planta de trabajadores estatales. ¿Por qué los profesionales de la medicina no cumplen como el resto de los trabajadores su jornada laboral? ¿Por qué un profesional de la medicina en una Unidad Sanitaria municipal no cumple la misma cantidad de horas que profesionales de enfermería, psicología, obstetricia o trabajo social? ¿Por qué después de las doce del mediodía no se encuentra un médico en un hospital público, que no sea residente o esté de guardia? ¿Por qué si Kirchner pudo hacerle cumplir el horario a los médicos de Santa Cruz, el resto de los gobernadores e intendentes que se dicen kirchneristas no lo intentan, ni muchos profesionales médicos que se dicen kirchneristas están impulsando medidas como estas?

La desobedicencia debida.

Aquellos a quienes el Estado nos delega la responsabilidad de velar por la salud y la integridad de nuestra población, que hicimos juramentos públicos sobre el modo y la ética en la que sostendríamos nuestras prácticas, acorde a las distintas exigencias que los representantes del pueblo votaron, tenemos la obligación de cumplir con ellas y una cobertura institucional sólida y muy grande que se llama Constitución, por lo que no hay razón para no exigirle a la institución que sea que cumpla con lo que las leyes establecen. Y si las normas legales no garantizan las mejores condiciones para el paciente, ahí está la ética nuestra como profesionales que guiará nuestro accionar. ¿O Antígona tendría que haber obedecido al tío? ¿Cómo es posible que no confronten contra la patronal cuando se trata de la vida o muerte de una persona? ¿O es mentira que primero está la vida del paciente? ¿De qué se trata la ética para algunos profesionales? ¿Cómo es posible que los médicos individualmente, pero como representantes de una corporación, tienen el poder de condicionarle al Estado cuánto van a trabajar, y por lo tanto cuánto van a ganar, pero no hacen lo mismo con el sector privado? ¿O es que no hay contradicción de intereses entre la corporación médica y la corporación privada que hace negocios con la salud? ¿O será que la principal fuente de beneficios de los médicos viene del sector privado? ¿Por qué cargan las farmacias la matrícula del médico y de ese modo registran qué medicamento receta cada uno? ¿Cómo es posible que un profesional liberal, como el de la medicina, responda con la lógica de la obediencia cuando se lo interroga sobre estos aspectos?
Donde prima la obediencia es necesario promover la desobediencia debida, la desobediencia de vida, la que nos permite ir más allá de lo que nos dicen, la que nos permita la soberanía, así sea la soberanía de nuestro propio cuerpo, de nuestra propia vida, aunque no la alcancemos, porque de eso se trata la lucha, de estar más cerca del objetivo. Es imprescindible instalar en la Argentina la discusión sobre nuestro sistema de salud, sobre la necesidad de volver a centralizar el sistema de salud público, sobre la necesidad de volver atrás la medida de Onganía que le dio a los sindicatos el manejo de las Obras Sociales, porque ya hemos visto, no sólo con este caso, sino con lo que sucedió con Zanolla, que no podemos correr el riesgo de que algunos que dicen defender los derechos de los trabajadores hagan negocios con la salud de los mismos. Si han llegado hasta cobrar el acompañamiento del familiar del paciente internado por pasar la noche en el sanatorio. Quienes trabajamos en salud sabemos la importancia de que el paciente internado tenga a la familia cerca, pero cuando se mercantiliza la salud, hasta con los sueños se hacen negocios.