Cuando se aborda el
problema de las mujeres a la que un hombre golpea, y se la nombra violencia de
género, automáticamente se asocia hombre a violento. Esto queda de manifiesto
cuando vemos que son considerablemente mayores las denuncias a hombres por
golpear a sus hijos que a madres. Preguntémosle a la mayoría de la población si
las madres no pegan. Pero ese problema de la cuestión no se aborda. Todo se
explica en términos de machismo y el golpe sería la expresión máxima del
problema, la causa es el macho. La causa del macho, es la causa, no el macho en
sí mismo. Habitamos un discurso donde a los que tenemos algo entre las piernas
que las mujeres no, ellas tienen otra cosa, nos piden que nos pongamos en el
lugar de dadores, la lógica es del más, acumulativa, y cuanto más se tenga más
macho se es, es decir, más hombre, porque sabemos que del macho, del verdadero
macho, el natural, para el que el sexo era natural, no queda nada. Si el sexo
fuera tan natural, no generaría los quilombos que genera.
Poner a los tipos como
causa, es errarla, los tipos también son efectos de ese discurso. Recuerdo una
madre en la villa 31, donde hacía tareas militantes como estudiante de
psicología, que me contaba que le pegaba a los pibes cuando le preguntaba qué
había para merendar, cuando ya no le había podido responder qué había para
desayunar, que había para almorzar. Necesitaba que se callen, me dijo. Ante la
vivencia de una demanda insoportable, porque no se soporta no tener para dar lo
que se tendría que dar, se puede dar nada o se puede dar un bife. Esa mamá dio
un bife. Cuando comenzamos a hablar de esto, bajaron la cantidad de bifes, pero
como les dije, había necesidad de bifes, así que al modo que podía se
presentaban, vieron cómo es esto del significante. De la misma manera pienso
muchas de las razones por las que hombres golpearon. Era lo último que les
quedaba de ese macho que debieron haber sido.
Esta es una batalla que hay que dar juntos, hombres y mujeres, y los que no se reconozcan en ninguna de esas palabras, porque la causa del machismo no son los hombres, sino el discurso que sostiene el ideal del macho, del que más larga la tiene, del que más minitas ganas, del que más alto llegó en la empresa, del que más cerca está del poder político, del que más poder de toma de decisiones tiene. Esto está muy bien mostrado en la película “Una historia diferente”, que narra la historia de un adolescente que lo internan en un psiquiátrico porque teme fallar en la escuela para pre ejecutivos, en la que el destino es el capitolio, ser ceo de una empresa, o presidente. ¿De qué otra cosa habla “El gran Lebowski”? Dos Lebowski, pero uno es el Gran. Una película que como pocas muestra de qué se trata lo de la lógica fálica. Para nosotros es claro cuál es el gran Lebowski, pero dentro de lo que impera, del imperio de la lógica que va de arriba abajo, es un looser. El adolescente que termina internado es por temor a que le digan looser.
Esta es una batalla que hay que dar juntos, hombres y mujeres, y los que no se reconozcan en ninguna de esas palabras, porque la causa del machismo no son los hombres, sino el discurso que sostiene el ideal del macho, del que más larga la tiene, del que más minitas ganas, del que más alto llegó en la empresa, del que más cerca está del poder político, del que más poder de toma de decisiones tiene. Esto está muy bien mostrado en la película “Una historia diferente”, que narra la historia de un adolescente que lo internan en un psiquiátrico porque teme fallar en la escuela para pre ejecutivos, en la que el destino es el capitolio, ser ceo de una empresa, o presidente. ¿De qué otra cosa habla “El gran Lebowski”? Dos Lebowski, pero uno es el Gran. Una película que como pocas muestra de qué se trata lo de la lógica fálica. Para nosotros es claro cuál es el gran Lebowski, pero dentro de lo que impera, del imperio de la lógica que va de arriba abajo, es un looser. El adolescente que termina internado es por temor a que le digan looser.
La lógica del más,
también tiene efectos en quienes se reconocen mujeres, ser la más linda, la más
flaca, la mejor vestida, las mejores zapatillas. La más. Para el que quiere
más, la más, y nos llenan los medios del más fachero con la más linda, del que
más guita tiene, o que tiene más que uno, que da lo mismo, con la más linda.
Ellas queriendo ser la más para el que más tenga. ¿Quién zafa de esta lógica?
¿La causa somos los hombres? No creo que piensen eso alguno de los pibes que
entraron en Estados Unidos con una metralleta, ni es lo que piensa Stephen King
que tan bien habló de esto, en relación a la novela que escribió, cuando era
adolescente, de un pibe que quiere matar a todos por cómo lo humillan, por no
ser “el más popular de la escuela”, que es sinónimo del que más hablan, al que
miran “las divinas”. ¿Entienden por qué entra tan fácil “Patito feo”? ¿Son
conscientes de lo que le están inyectando a sus hijos e hijas? A eso se refiere
Zaffaroni cuando habla del discurso que nos baja del norte. Un discurso que
sostiene que lo natural es que unos estén adentro y otros afuera, que se trata
de alcanzar el mayor beneficio al menor costo, y el que está afuera es porque
quiere y si quiere entrar que lo repriman. Modelo de Estado Reagan - Tatcher.
La causa de la violencia de género no son los hombres, es este discurso de
mierda.
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