jueves, 5 de septiembre de 2013

El ingreso de Perón al psicoanálisis.


Por el Dr. Nelson Castreu
Fue pesada la discusión con Carlos Astrada, respecto a la necesidad de Perón de hacer referencia a su ingreso al psicoanálisis, en la inauguración del I Congreso de Filosofía que inauguró en San Juan, del que participaron importantes intelectuales del mundo. Haidegger mandó su adhesión. Cuando le preguntaron por qué no viajó, respondió “en la Argentina ya éramos muchos”. Casi todos los presentes en ese Congreso nutrieron la tesis del psicoanálisis como práctica burguesa, dejando de lado que “Psicología de las masas y análisis del yo” es anterior al peronismo y que era su libro de cabecera.

¿Freud usó a Mussolini para ello? La culpa siempre es del padre (del paciente).

Por lealtad al significante y siguiendo “la bella lengua”, como bautizó Freud al castellano, les queremos hablar de aquel delegado del líder, del que no se habla, ni se difunde su obra: Edoardo Weiss. Difusor de la palabra de Freud en Italia. A precoup, en 1908, Freud se entera por Weiss del ingreso del psicoanálisis, por Trieste, a la tierra de las masas con salsa. Ciudad líder de la desmanicomialización disputada y origen del contacto de Perón con el psicoanálisis, de donde tomó los significantes que marcaron la estructura de nuestro movimiento. Espacio siempre en disputa, Trieste “originalmente fue un asentamiento ilírico,  más tarde estuvo controlada por los carnios. Desde 177 a.C. Tergeste (Regio X Venetia et Histria) estuvo bajo poder romano (terg es un término céltico que significa mercado). Le fue concedido el estatus de colonia por Julio César, quien menciona Tergeste en sus Commentarii de bello Gallico (51 a.C.)”
La bella lengua gálica que se repite, la más maravillosa música para Freud. Quiso el azar que un oyente y analista de esa lengua, entrara en Italia en contacto con el psicoanálisis: Juan Domingo Perón. Ante tanto tilingo gorila, que nos recuerda los contactos de nuestro líder con Mussolini, les queremos decir ¡Sí! ¡Gracias al libro que le dedicó Freud al Duce hoy somos los que somos!

Comencemos por indicar, que la historia no es como la cuentan. La versión que circula, se la debemos al alcahuete de Jones[1], que, como todo alcahuete, medio dice. Para quienes no lo conocen, Jones fue el biógrafo de Freud. Con nuestra voluntad de memoria verdad y justicia, compartimos el testimonio del testigo que presenció el momento en que Freud cedió el objeto. Siempre hay que ceder, enseña el líder. Como observarán, la responsabilidad de un padre posibilitó ese encuentro. Quienes no piden más que padres nos cuestionan el paternalismo. Querer que el otro pague por lo que hacemos es pedir un padre, quejarse y pedir que otro lo solucione, es una posición de hijo. Gracias a la serie que Oscar Masotta, Otro leal compañero, dirigió en la editorial Gedisa, accedimos a “Problemas de la práctica psicoanalítica. Correspondencia Sigmund Freud-Edoardo Weiss”. Aquí las pruebas:

“En el año 1933 –aún vivía yo en Roma- se produjo un incidente al cual ya Ernest Jones ha aludido en su biografía de Freud. Quisiera aprovechar aquí la ocasión de rectificar algunos hechos. Tal como solía yo hacerlo de vez en cuando, había llevado de consulta a Freud, en Viena, un paciente muy enfermo. El padre del paciente nos acompañaba; era un amigo íntimo de Mussolini. Después de la consulta, el padre le pidió a Freud un regalo par Mussolini y le rogó le regalase un libro suyo con una dedicatoria. Mi turbación era grande, pues entendía que en estas circunstancias Freud no podía negarse. Se sentía obligado a acatar el pedido, tanto por mí como por la Asociación Psicoanalítica Italiana. El trabajo que escogió, quizá con intención, fue Warum Krieg? (¿Por qué la guerra?) – un intercambio epistolar con Abert Einstein.
Más tarde conté a Jones este episodio y le rogué con insistencia no publicarlo.  A pesar de lo cual, la anécdota halló su camino en el tercer volumen de la biografía de Freud por Jones. La dedicatoria ha sido traducida al inglés del siguiente modo: “From an old man who greets in the ruler the Hero of Culture”. Es preciso advertir que esta dedicatoria fue escrita aludiendo a las grandes excavaciones arqueológicas que Mussolini propiciaba en aquel momento. Freud se interesaba mucho por estas excavaciones.
Gracias a los esfuerzos del secretario del “Sigmund Freud Archiv”, Dr. Kurt R. Eissler, ha sido posible después de largas búsquedas hallar en los archivos centrales del estado, en Roma, el mencionado ejemplar de Warum Krieg?
El texto original es diferente del reproducido en la edición alemana de la biografía de Jones y dice literalmente “Benito Mussolini mit dem egebenen Gruss eines alten Mannes, der im Machthaber den Kulturheros erkennt. Wien, 25. April 1933 – Freud” (A Benito Mussolini, con el cortés saludo de un anciano que reconoce en el soberano al héroe cultural. Viena, 26 de abril 1933 –Freud.)”[2]

Weiss nos dio el padre que posibilitó la introducción de Perón al psicoanálisis. Cuando Perón se fue a Italia a estudiar, aquel joven militar asistió al seminario ¿Por qué la guerra?, que dictaba el Grupo de Orientación Universal (GOU), en la biblioteca del Duce. Aquel inquieto estudiante se interesó por un texto que encontró sin buscar, en la sección libros dedicados, que Mussolini había mandado a ordenar. Einstein y la guerra en un mismo tomo, valían leer a aquel desconocido Sigmund Freud. Aquella introducción, en la que un viejo desde el extranjero reconoce al soberano como héroe cultural, lo llevó a transformarse en un especialista en la “Psicología de las masas y análisis del yo”.

“Si nos vamos a quedar con los mejores, vamos a ser poquitos”, dijo el líder del movimiento y Weiss se autorizó a salir a armar. Freud reconoció en el italiano a un representante de la representación y lo constituyó como su delegado en el exilio. Weiss podía hacerle decir al líder lo que quisiera. Recordemos que esto sucedía, mientras dentro del movimiento psicoanalítico, confrontaban dos posiciones: una, que prefería operar en espacios reducidos, y la otra, que era la de Freud, que proponía un diálogo abierto, público, recuperar el ágora. La siguiente carta lo evidencia.

“7-7-1935
Viena XI, Berggasse 19 XIX, Strassergasse 47
Querido doctor
También pienso  que ha hecho usted bien en consultar al ministro y espero que su iniciativa tenga resultados favorables. Espero que me comunique lo que ocurra.
No se haga problemas con las observaciones de Hitschmann sobre la agorafobia, exorcizadas desde un remoto pasado. Utilice, sin citarme, lo que le pueda servir, y deje el resto de lado. Ya no sé si he dicho realmente estas cosas, y tampoco concuerdo ya hoy con todas.
Fragmentos de discusión no publicados no obligan a nada. Le deseo mucho placer en la hermosa Viareggio, donde una vez pasé también una temporada de baños y pescaba cangrejos.
Cordialmente.
Suyo, Freud.”[3]

La lealtad al significante de este hombre, Freud, Weiss y Masotta, permiten que podamos acceder a esta clase magistral de conducción política, que evidentemente Perón ubicó en la dedicatoria.  Esta carta demuestra cómo crece fuerte un movimiento: con un líder que diga una cosa y otra y según el día o el momento, está de acuerdo con unos u otros, porque lo importante es cómo actúa. Un líder que se ofrece como objeto de goce, “utilice de mí lo que pueda servirle y deje el resto de lado”. ¡Todo no! La sólida raíz del no todo movimentista.

Vemos cómo Freud responde a las versiones que circulan: “Fragmentos de discusión no publicados no obligan a nada.” El conductor del movimiento del que formamos parte, nos enseña que lo que cuenta es la marca de la letra. La carta muestra el rasgo del primer trabajador, el primero que opera o rasgo unario.
Era difícil publicar textos sobre psicoanálisis para Weiss, por eso la alegría de Freud al enterarse que lo había conseguido y así poder difundir la palabra del viejo anciano. Freud era el primero en querer sumar al que tenía más cerca, de ahí la lógica del más uno,  o le quitaba algo que aporte a la causa. De sus hijos los escritos sobre la guerra. A Anna la reconoció como psicoanalista.

“1-XI-1935
Viena XI, Berggasse 19
Querido doctor
Me alegro de que usted me pudiese dar mejores noticias sobre el futuro de sus publicaciones. En cuanto al análisis de su prometedor hijo, es sin duda un asunto delicado. Con un hermano menor sería más fácil, con la hija propia me ha salido bien, con un hijo merece reflexión.
No es que quiera advertirle directamente de un peligro; todo depende evidentemente de las dos personas y de su relación recíproca. Usted conoce las dificultades. No me asombraría que usted tuviese éxito a pesar de todo. Es una decisión difícil para un extraño. No se lo aconsejaría, y no tengo el derecho de prohibírselo.
Con un cordial saludo
Suyo, Freud”

De esta manera, queremos cerrar por hoy, aunque quizá publiquemos en unos minutos otra cosa, las discusiones sobre a quién sí y a quién no podemos hacer acceder a la verdad. Se puede sumar hermanos, hijas e hijos, si se desea. A sumar y construir, a no quedarse con los mejores, porque no traen a nadie.





[1] Ernest Jones, quien escribió la primera y más famosa biografía de Freud. Mucho mejor es la del argentino Emilio Rodrigué.
[2] “Problemas de la práctica psicoanalítica. Correspondencia Sigmund Freud-Edoardo Weiss”. Ed. Gedisa. 1979. P-39 y p 40

[3] Idem. P 102

miércoles, 21 de agosto de 2013

Diagnóstico: El aparato adentro



Por el Dr. Calzon Castreu.

Habiendo sido contratado para realizar lo que mejor sé hacer, diagnósticos de pacientes a los que jamás vi, hoy voy a hacer una excepción y diagnosticaré a uno que veo siempre: Jorge Lanata. Un anticipo: no voy a referirme a su adicción a la cocaína, porque ya lo hizo Luisito en la biografía que realizó del paciente a indagar, y porque había que estar muy duro para ir a buscar la plata de Gorriarán para poner Página/12. Otro anticipo: tampoco me voy a referir a sus alteraciones de juicio que lo llevaron a menospreciar a Tenembaum, hasta que se la puso para crear Veintiuno; que lo llevaron, junto al periodista Nelson Castro, a acusar desde esa revista a Fontevecchia cuando cerró el periódico PERFIL en 1998, y después a ser los principales columnistas cuando PERFIL reapareció como diario. Un último anticipo: tampoco voy a decir que tengo un paciente en tratamiento que trabajó en el único supermercado nacional al que Veintiuno sacó en tapa por evasión impositiva, y que mi paciente asistió a una reunión en la que su jefe, sino recuerdo mal se llamaba Alfredo, le recriminó a la gerencia de marketing quien no le puso la plata al gordo, así lo llamó “el gordo”, “porque el gordo siempre llama antes para evitar que la noticia salga”. Esto me permite afirmar, científicamente hablando, de otro paciente al que jamás atendí, pero que por sus declaraciones me permite afirmar que no tiene ideas delirantes: el periodista Navarro, que narró la misma historia que mi paciente, respecto a un pedido de Jorge Lanata al ex Presidente Néstor Kircher, al que sí atendí, pero por mi integridad física no pienso contar nada, salvo una cosa que lamenté siempre, es cierto, era hincha de Racing.
Respecto al paciente en cuestión, el Sr. Jorge Lanata, comienzo por lo más importante, el diagnóstico: tiene el aparato adentro. Este síndrome, contagioso por cierto, se caracteriza por el ingreso de un virus que lleva a las personas a repetir siempre lo mismo sin tener conciencia de lo que hacen y sin poder evitar hacerlo. La evolución puede ir de una simple repetición, esporádica, en conversaciones familiares o laborales, pasando por un grado más avanzado, como cuando ya el virus toma las extremidades superiores y nos encontramos con pacientes que como en un estado de trance, no puede dejar de escribir frases contradictorias, y que todas atentan contra el estado de bienestar del paciente. El grado más avanzado y peligroso de esta enfermedad, sólo vi un paciente así, puede observarse cuando el virus del aparato le impide al paciente hablar por sus propios medios y se le forma un aparato en la zona de las cuerdas vocales, como una pretuverancia, que hace que el sonido que el paciente emite sea de tipo metálico, como el hablar de un robot o como si un niño hablara con una cacerola en la garganta. La situación del Sr. Lanata, hasta el momento, se encuentra en un estado intermedio, pero en avance.
El paciente en cuestión tiene antecedentes de precisar de aparatos. Sabemos que precisó de equipos de oxígeno para poder respirar, ahora precisa de otros medios para poder vivir. El virus del aparato podemos observarlo en las alteraciones de la fluidez del habla que el Sr. Lanata presenta, lo que conlleva una salivación permanente que incomoda a quienes tienen que lidiar con el enfermo. La repetición permanente de frases del tipo caos o las repetidas preguntas del tipo “me escuchaste, me escuchaste”, se deben, como señaló el médico francés Paul Broca, al “síndrome de tn”. Broca llamó “tn” a su síndrome porque su primer paciente Laborge, a quien apodaban “tn” padecía una degeneración neurológica que le hacía repetir permanentemente “tn”, “tn”. El pronóstico es delicado. Por la epicrisis del paciente sólo resta esperar un aumento en la formaciones delirantes, una mayor dificultad en el habla y la peor de las condenas, que es la burla social generalizada.

lunes, 19 de agosto de 2013

¿Poder de qué? De hacer nombrar


Les propongo que pensemos respecto a por qué los medios de comunicación tienen tanto poder. ¿Poder de qué tienen? ¿Cómo es que tienen tanto? Les propongo que pensemos acerca de cómo nos constituimos como sujetos, que hablemos del lenguaje, del discurso, del discurso como forma en la que se organiza el lenguaje. Que pensemos de qué se trata eso de la alienación. ¿Qué quiere decir alienarse? Alienarse es ponerse en el lugar de otro, ponerse en el lugar en el que otro nos pone. Les propongo que pensemos que el sujeto se aliena al lenguaje, por lo tanto, se aliena al discurso, porque el discurso es el modo en el que el lenguaje se organiza. Que pensemos sobre el poder del discurso de organizar, de poner en distintos lugares, del poder del discurso de poner a un sujeto en un lugar u otro y los efectos que eso  tiene.

Les propongo que pensemos que todo sujeto que ingresa al mundo lo hace por un lugar que está organizado de alguna manera y esa manera condicionará el lugar donde lo pongan. Si se entra al mundo por la manera familia, el recién llegado es puesto en el lugar de hijo y eso implica que mantendrá un tipo de relación social sólo con algunos y esa relación está preestablecida. El recién llegado no elige por dónde entrar. A quienes entramos por donde hay Estado, está establecido que quien trae una persona al mundo tiene obligaciones que cumplir. Obligaciones que no sólo pueden cumplirlas quienes traen a una persona al mundo, ya en la Argentina, desde hace algunos años, se puede tener dos padres o dos madres. Si entramos al mundo por la familia, es porque hay un discurso de familia, es decir, se dice sobre cómo debe ser la familia, existe un discurso establecido sobre cómo deben funcionar las mismas y la calidad de las relaciones familiares. ¡Ay de quienes no cumplen con el discurso familiar! Sabemos de las tensiones que puede producir a un sujeto las distancias entre su relación de familia con La relación del discurso familiar. La televisión disemina en casi todas las casas, porque en casi todas hay televisores, el discurso familiar a través del entretenimiento, mostrando familias armónicas, libres de violencia, donde no hay carencias, solo caricias, casas donde consumen lo que los demás quieren consumir. En estos tiempos se llega al mundo de esa manera por estos lados, con un discurso que nos intentan imponer mientras la realidad dice otra cosa. El poder de decir es el poder de construir realidad, poner las cosas y los sujetos en un lugar y no en otro.

La construcción de realidad

Una realidad que se construye desde el lenguaje. El lenguaje está organizado, está organizado como un discurso. El lenguaje es la materialidad del discurso. Hay determinaciones sobre cómo usar las palabras, cómo ordenarlas. El discurso organiza el lenguaje. Sabemos que el lenguaje puede organizarse de distintas maneras, a través de distintos discursos. El discurso actual no es el mismo que el de hace quinientos años. Hoy el lenguaje está organizado de un modo determinado, al modo del discurso dominante, y decimos dominante porque predomina en casi todos lados. Lo que no quiere decir que no pueda predominar otro o que el discurso predominante no entre en conflictos con otros discursos. Eso fue lo que pasó en la Argentina desde el 2003 a la fecha. Se produjo un conflicto entre el discurso sobre el Estado que tienen los capitales financieros propietarios de medios dominantes de comunicación y el de quienes están al frente del Poder Ejecutivo Nacional.

El poder del discurso radica en hacer nombrar. El poder de nombrar a otro, de condicionar el accionar del otro por el modo en que lo nombro. Uno nombra con la palabra, pero para nombrar se necesita del lenguaje, del discurso, que organiza el nombrar de alguna manera. Depende del modo en que se nombre a un sujeto, se lo pone en un lugar u otro. Lo que decíamos antes, no es lo mismo que se nombre a un sujeto como hijo que como padre, como compañero que como esposa, como rico que como evasor, como pobre que como delincuente. Depende de cómo nombre a ese sujeto será el tipo de relación que establezco y ciertas otras que no, justamente por el modo en que los nombro. Si nombro a una mujer como mi mujer, hay ciertas relaciones que con otras mujeres no puedo establecer, según el discurso de la familia, pero esto se debe a que la familia se montó sobre otro discurso, que es el de la propiedad privada, pero no vamos a detenernos en eso en este momento. Estábamos con que el modo de nombrar establece relaciones, lugares en los que me pongo y pongo al otro, porque reconozcamos que así como cuando nombro pongo al otro en algún lugar, también en algún lugar me pongo al momento de nombrar. Si lo nombro padre, me pongo en el lugar de hijo, si la nombro compañera, me pongo en el lugar de compañero. Si lo nombro villero me pongo por fuera de la villa. Los no villeros nombraron villeros. Recuerdo la presentación del segundo libro de Camilo Blajaquis en la Biblioteca Nacional, en el que el autor le respondió a una universitaria: “Decís que ustedes también hacen trabajo en territorio y eso delata que sos de afuera. Yo trabajo en el barrio, no en el territorio.” Tomemos otro ejemplo: en una participación que realicé en escuelas de un barrio muy pobre del conurbano bonaerense, escuché a jóvenes nombrar a sus compañeros despectivamente como villeros y los llamé a reflexionar al respecto, diciéndoles que los estaban llamando como los llaman Ellos, los que tienen el poder de imponer discurso, de imponer un modo de nombrar. Que para Ellos, los constructores de la criminología mediática, el problema no son “los villeros”, son, como bien señala Zaffaroni, los jóvenes de los barrios marginales, por lo que dentro de los no deseados, los peligrosos, ellos también quedaban incluidos, sin importar si es una villa o no donde viven, la condición es que sea un barrio marginal. El “ellos” de Ellos no somos nosotros. Quieren que nos llamemos como nos nombran.

Si reconocemos la alienación como proceso sociológico, que el sujeto está alienado, debemos reconocer a qué se aliena el sujeto. El sujeto es producto de la alienación al lenguaje. Lenguaje que está organizado, como ya dijimos, como un discurso. Según cómo nos nombren, será el lugar en el que nos pongan y desde ese lugar empezaremos a relacionarnos, desde ese lugar aprenderemos a hablar, si es que lo hacemos. Y aprendemos a hablar con los modos de nombrar que hay por donde llegamos al mundo. No se trata sólo de hablar castellano, sino que de acuerdo por donde entramos al mundo, no es lo mismos si lo hacemos por Barrio Norte o por el barrio Carlos Gardel, será el modo en el que seremos nombrados y nombremos. Porque uno comienza a nombrar a la manera que lo hacen aquellos de quienes aprendemos a hablar, quienes nos rodean.

Prendemos la tele y vemos cómo nombran. Decimos vemos, porque el discurso televisivo se sostiene de la imagen. Te quedás mirando la imagen mientras te dicen lo que tenés que ver en esa imagen, sosteniéndote en el lugar de espectador (vos no tenés nada que ver con lo que estás viendo) y luego logran producir expectantes. Producen espectadores y expectantes de que alguien que aparezca en la televisión solucione lo que la televisión nos señala como problema. Tienen el poder de darle imagen a lo que nombran, de hacerte mirar lo que dicen, no de escucharlos. Para escucharlos hay que detenerse y por eso no se detienen en ningún momento, es imagen tras imagen, el poder de la atracción.
El discurso de los medios dominantes de comunicación no es inocente, lo señala muy bien Raúl Zaffaroni: “la criminología mediática (el discurso criminológico que se difunde por los medios) nos va inyectando una comunicación de entretenimientos que va configurando el marco de interpretación de esa realidad. Esa criminología nos baja de Estados Unidos, y es el desmantelamiento del estado social (que incorpora a los excluidos) para levantar el estado gendarme (cuya única función es mantenerlos en la exclusión por medio de la represión)”. Entonces cuando observamos que difunden “los planes descansar” para referirse a la Asignación Universal por Hijo, eso es una muestra de sus deseos de desmantelar el estado social, por eso, como hacen los Bullrich, como el ministro de educación porteño, dicen  que eliminarían la AUH si gobernara Macri. El ministro de educación de la Ciudad no Autónoma de Buenos Aires eliminaría una medida que aumentó la matrícula escolar. Son los que piden mantener a un sector de la población en la exclusión en base a la represión, pedían que se repriman a los piqueteros, son los que construyeron a los piqueteros como un enemigo del bienestar social, sin cuestionar que el estado neoliberal sólo puede producir eso y mucho más de eso.

Nos pueden hacer nombrar. Que digan de nosotros. Que los nombren “pibes chorros” a niños que nunca robaron por cómo los observan. “¿Así que me dejaste de baby sitter? Bueno, yo le voy a enseñar a esta criatura a mirar el mundo, qué tiene que ver cuando ve y que crea que no tienen nada que ver con lo que le pasa por delante. Esto que ves, querido, es peligro, se viste con zapatillas deportivas, usa gorrita, algunos laburan para la policía, porque los policías son todos corruptos, aunque cuando hay un delito les pedimos que hagan su trabajo, que los maten, porque les pagamos para eso, para que maten a otro, sino para qué llevan armas. Y tenés que saber que cuando los delitos los cometemos los que vestimos de traje, pedimos que uno que se vista como nosotros nos defienda, un abogado, los de uniforme con los de uniforme.”

Cómo debemos relacionarnos

El poder de los medios consiste en que logran difundir un discurso que ordena las relaciones sociales de un modo y no de otro. Que un nene sienta miedo de otros chicos porque están vestidos como los que los medios muestran y nombran como peligrosos, no habiendo sido nunca víctima de un robo. Tantos niños que pasan muchas horas frente a la pantalla y después tienen poco dominio sobre su cuerpo, como ya observan los profesores de educación física en las escuelas de las grandes ciudades. El ejemplo sirve para dar cuenta de las marcas del discurso en el cuerpo, el discurso de los medios logra que millones de  personas sientan miedo, logra producir dentro de un cuerpo, produce miedo, entre tantas otras cosas. Los avances tecnológicos les posibilitaron a los medios de comunicación del poder financiero llegar a tantos con el mismo discurso, a diseminar el miedo por el mundo y luego venderles productos para combatirlo.

El poder de nombrar, es el poder de dar sentido. El poder de nombrar es el poder de dar un sentido en vez de otro. Lo vivimos durante los noventa, había quienes ante un piquete veíamos luchadores sociales, porque así los nombramos, y estaban quienes veían delincuentes y por lo tanto solicitaban represión policial, porque así los nombraban. Los medios de comunicación tienen el poder de lograr que cuando veas una cosa, veas una cosa y no otra.

lunes, 29 de julio de 2013

Picardía criolla


La cara de Evo hace de esta foto una obra de arte. Esa picardía en los ojos que dice "yo no me olvido". Por eso él aparece atrás, porque está desde antes. A la derecha del Papa las charretas. La Política sonríe. El Padre se le está insinuando.

sábado, 11 de mayo de 2013

Los tipos como causa



Cuando se aborda el problema de las mujeres a la que un hombre golpea, y se la nombra violencia de género, automáticamente se asocia hombre a violento. Esto queda de manifiesto cuando vemos que son considerablemente mayores las denuncias a hombres por golpear a sus hijos que a madres. Preguntémosle a la mayoría de la población si las madres no pegan. Pero ese problema de la cuestión no se aborda. Todo se explica en términos de machismo y el golpe sería la expresión máxima del problema, la causa es el macho. La causa del macho, es la causa, no el macho en sí mismo. Habitamos un discurso donde a los que tenemos algo entre las piernas que las mujeres no, ellas tienen otra cosa, nos piden que nos pongamos en el lugar de dadores, la lógica es del más, acumulativa, y cuanto más se tenga más macho se es, es decir, más hombre, porque sabemos que del macho, del verdadero macho, el natural, para el que el sexo era natural, no queda nada. Si el sexo fuera tan natural, no generaría los quilombos que genera.
Poner a los tipos como causa, es errarla, los tipos también son efectos de ese discurso. Recuerdo una madre en la villa 31, donde hacía tareas militantes como estudiante de psicología, que me contaba que le pegaba a los pibes cuando le preguntaba qué había para merendar, cuando ya no le había podido responder qué había para desayunar, que había para almorzar. Necesitaba que se callen, me dijo. Ante la vivencia de una demanda insoportable, porque no se soporta no tener para dar lo que se tendría que dar, se puede dar nada o se puede dar un bife. Esa mamá dio un bife. Cuando comenzamos a hablar de esto, bajaron la cantidad de bifes, pero como les dije, había necesidad de bifes, así que al modo que podía se presentaban, vieron cómo es esto del significante. De la misma manera pienso muchas de las razones por las que hombres golpearon. Era lo último que les quedaba de ese macho que debieron haber sido. 
Esta es una batalla que hay que dar juntos, hombres y mujeres, y los que no se reconozcan en ninguna de esas palabras, porque la causa del machismo no son los hombres, sino el discurso que sostiene el ideal del macho, del que más larga la tiene, del que más minitas ganas, del que más alto llegó en la empresa, del que más cerca está del poder político, del que más poder de toma de decisiones tiene. Esto está muy bien mostrado en la película “Una historia diferente”, que narra la historia de un adolescente que lo internan en un psiquiátrico porque teme fallar en la escuela para pre ejecutivos, en la que el destino es el capitolio, ser ceo de una empresa, o presidente. ¿De qué otra cosa habla “El gran Lebowski”? Dos Lebowski, pero uno es el Gran. Una película que como pocas muestra de qué se trata lo de la lógica fálica. Para nosotros es claro cuál es el gran Lebowski, pero dentro de lo que impera, del imperio de la lógica que va de arriba abajo, es un looser. El adolescente que termina internado es por temor a que le digan looser.
La lógica del más, también tiene efectos en quienes se reconocen mujeres, ser la más linda, la más flaca, la mejor vestida, las mejores zapatillas. La más. Para el que quiere más, la más, y nos llenan los medios del más fachero con la más linda, del que más guita tiene, o que tiene más que uno, que da lo mismo, con la más linda. Ellas queriendo ser la más para el que más tenga. ¿Quién zafa de esta lógica? ¿La causa somos los hombres? No creo que piensen eso alguno de los pibes que entraron en Estados Unidos con una metralleta, ni es lo que piensa Stephen King que tan bien habló de esto, en relación a la novela que escribió, cuando era adolescente, de un pibe que quiere matar a todos por cómo lo humillan, por no ser “el más popular de la escuela”, que es sinónimo del que más hablan, al que miran “las divinas”. ¿Entienden por qué entra tan fácil “Patito feo”? ¿Son conscientes de lo que le están inyectando a sus hijos e hijas? A eso se refiere Zaffaroni cuando habla del discurso que nos baja del norte. Un discurso que sostiene que lo natural es que unos estén adentro y otros afuera, que se trata de alcanzar el mayor beneficio al menor costo, y el que está afuera es porque quiere y si quiere entrar que lo repriman. Modelo de Estado Reagan - Tatcher. La causa de la violencia de género no son los hombres, es este discurso de mierda.