viernes, 13 de enero de 2012

Sistema punitivo – Encierro de la locura - Estado Moderno - Capitalismo


        
            Es frecuente escuchar entre quienes articulan la salud mental, el psicoanálisis o alguna psicoterapia, con el análisis político, ubicar la causa del encierro de la locura en el Estado Moderno o el capitalismo. Ese tipo de afirmaciones son las que podemos encontrar en Basaglia y en el Foucault anterior a “El Poder psiquiátrico”, quien hasta ese momento, compartía con el psiquiatra italiano que la institución asilar no era más que la proyección de la lógica de opresión del Estado, y por lo tanto, podía realizarse una rápida equiparación entre: Estado, familia, escuela, fábrica, hospital. De hecho en el libro de Basaglia, “Loscrímenes de la paz”, encontramos un aporte de Foucault en esa misma dirección. Recomiendo la lectura de dicho libro, ya que hay una imperdible entrevista entre Basaglia y Sartre, y nos encontramos con un Basaglia que, a diferencia de "La institución negada", puede diferenciar el psicoanálisis de los psicoanalistas e incorpora el concepto de Gramsci "funcionarios del concenso", para referirse a los profesionales. 
            La relación entre Estado, encierro y capitalismo, merece un análisis profundo: Foucault reconoció el error cometido en “Historia de la locura”. El encierro de lo diferente, lo encontramos en el origen del sistema punitivo que tenemos, el cual se remonta a la Inquisición. Claramente ese tipo de discurso debió contar con el poder suficiente de implementación, no siendo el castigo de la alteridad una práctica que se inauguró en ese momento. Ese tipo de prácticas se remontan bastante antes del surgimiento, no sólo del Estado Moderno, sino además del capitalismo, los cuales se han servido de  muchos mecanismos que los preexistían. 


            Por no haber realizado un serio análisis del funcionamiento del sistema capitalista, no me meteré en una articulación seria entre capitalismo y locura, lo que sí afirmo es que por más que ciertos Estados capitalista encierren la locura, esa práctica es anterior al surgimiento de ese tipo de relación social. De hecho, en un Estado capitalista como el Italiano, el encierro manicomial está prohibido hace más de treinta años, gracias a la lucha que los trabajadores, impulsados por Basaglia, llevaron adelante y hoy sostienen, frente a los embates que desde hace años sufren.

            Como bien señala Foucault, en su seminario de 1973-1974, “El poder psiquiátrico”:

            “Ni el aparato del Estado puede servir de fundamento ni la familia puede hacer de modelo […] en esas relaciones de poder que estamos en condiciones de señalar en el interior de la práctica psiquiátrica.”[1]
            “Ustedes me dirán que está muy bien haber sustituido violencia por microfísica del poder; institución por táctica, modelo familiar por estrategia, pero ¿acaso avancé? He evitado términos que permitan introducir el vocabulario psicosociológico en todos estos análisis, y ahora estoy frente a un vocabulario pseudomilitar que no debe gozar de mucha mejor fama. Pero vamos a ver qué se puede hacer con eso”[2]


            En la clase siguiente a dicha afirmación, Foucault abordó “la escena fundadora de la psiquiartía”, en la que Pinel dispuso que se eliminen las cadenas que retienen a los locos y, además, analizó un relato que el mismo Pinel desarrolló en su “Tratado médico filosófico”,  en el que narró el sometimiento al poder del médico (Sir Francis Willis) padecido por el Rey de Inglaterra Jorge III, en 1788. Sir Willis tuvo el poder de ordenar a los pajes del Rey que lo obedezcan y utilicen, de ser necesario, la fuerza contra el soberano por haber caído en la manía.


            Tomando como modelo esa escena, Foucault desarrolló la conceptualización del poder soberano, opuesto al poder disciplinario, ejercido por el médico.

            “Mientras el poder soberano se manifiesta escencialmente a través de los símbolos de la fuerza resplandeciente del individuo que lo posee, el poder disciplinario es un poder discreto, repartido; es un poder que funciona en red y cuya visibilidad sólo radica en la docilidad y la sumisión de aquellos sobre quienes se ejerce en silencio. Y esto es, creo, lo escencial de la escena: el afrontamiento, la sumisión, la articulación de un poder soberano con un poder disciplinario” [3]

            No voy a realizar un resumen del seminario, porque está disponible para quien desee leerlo. Lo que sí voy a compartir es el siguiente interrogante. ¿Por qué la locura cayó en manos de los médicos? ¿Qué tiene que ver la locura con la salud?

            Foucault en “Los anormales” analizó la relación entre el poder psiquiátrico y el poder punitivo, pero no se remontó a la Inquisición, que fue donde se produjo ese primer encuentro. Para esto, voy a introducirlos en una obra que para mí es fundamental para cualquier ciudadano: “Las palabras de los muertos” de Raúl Zaffaroni y obligatoria para los profesionales de la salud, que frecuentemente aplican medidas punitivas, vestidas de terapéuticas.
            Zaffaroni, en dicho trabajo, se tomó el trabajo de realizar un análisis sobre el origen del sistema punitivo que nos rige desde la Edad Media, anterior a la escena que el querido Foucault aborda. Las apreciaciones del francés están más en línea con el chiste de cómo surge un psiquiatra: del matrimonio entre una enfermera y un policía.
            “El primer manotazo de los médicos: la patologización del crimen. En 1563 un médico de los Países Bajos, Johann Wier (o Weier o Weyer) (1515/6-1588) publicó en Basilea De Praestigüs Daemonum (Las tretas del demonio), libro que rápidamente corrió por Europa, en el que sostenía que las brujas eran enfermas melancólicas. También señalaba que algunas mujeres sufrían el efecto tardío de ciertas drogas, como la belladona (atropina), el opio y el hashish. De este modo sustraía a las brujas del poder delos inquisidores y las psiquiatrizaba. Por otra parte distinguía a las brukas –casos de enfermedad- de las envenenadoras, que eran auténticas criminales.
            Esta obra es a primera tentativa de patologizar y medicalizar el crimen, o sea, de apoderarse de la cuestión criminal por parte de los médicos
            (…)
            Siempre el discurso inquisitorial tiende a ser puramente peligrosista.”[4]
            “En síntesis: discurso de emergencia, medicalización y discurso crítico. Hemos visto, pues, que (a) el siglo XV se cierra con al consolidación de la estructura de un discurso criminológico de la emergencia que para combatir al enemigo –Satán- legitima un ejercicio ilimitado del poder punitivo con el pretexto de la necesidad de la defensa; (b) el siglo XVI asiste a la primera tentativa criminológica de medicalización del delito; y (c) el siglo XVII enuncia la estructura del discurso criminológico crítico del poder punitivo” [5]

Por hoy voy a dejar acá. Les dejo el link a donde puede consultar el origen del poder punitivo: "La cuestión criminal" Raúl Zaffaroni


[1] “El poder psiquiátrico”. Clase del 7 de noviembre de 1973. Pag. 33. Fondo de Cultura Económica. Edición 2005.
[2] “El poder psiquiátrico”. Clase del 7 de noviembre de 1973. Pag. 34. Fondo de Cultura Económica. Edición 2005.
[3] “El poder psiquiátrico”. Clase del 7 de noviembre de 1973. Pag. 39. Fondo de Cultura Económica. Edición 2005
[4] “La palabra de los muertos”. E. Raúl Zaffaroni. Pag. 37. Editorial EDIAR.
[5] “La palabra de los muertos”. E. Raúl Zaffaroni. Pag. 42. Editorial EDIAR.

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