"El niño, su «enfermedad» y los otros" fue escrito durante los años en los que tuve como interlocutores privilegiados a Lacan y Dolto y —pronto también— a Winnicott y Laing. Algunos capítulos de este libro han sido objeto de un debate en el Instituto Psicoanalítico de Londres. En esa ocasión, Winnicott me expresó la pena que le causaba que los adolescentes psicóticos no pudieran, en sus momentos de crisis, encontrar un lugar en el cual delirar (sin que ese delirio sea interrumpido inmediatamente por una terapia farmacológica). Lo apenaba también que el analista estuviera tan poco preparado para aceptar la profunda crisis de un adolescente.
Él decía que nos preocupamos demasiado por sostener en pie, por reconducir a un sujeto que demanda una ruptura, que necesita existir en un primer momento en el rechazo. ¿Por qué —preguntaba él— hablan de "curar" cuando alcanza con "acompañar" a un ser en su profunda angustia?"
"Winnicott denunciaba una
práctica hospitalaria en la que el paciente estaba allí para la promoción
universitaria del analista, promoción que no puede hacerse sin alumnos. El
paciente sirve entonces como materia prima de la enseñanza. Peor si en medicina
esta enseñanza puede servir al mejoramiento del paciente, sabemos que no es el
caso en psiquiatría, donde el paciente sirve a la reproducción de un saber de amo cuyo único efecto es el de alienar un poco más al sujeto" Maud Mannoni
caso en psiquiatría, donde el paciente sirve a la reproducción de un saber de amo cuyo único efecto es el de alienar un poco más al sujeto" Maud Mannoni
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