sábado, 11 de mayo de 2013

No hay una nena


El lugar que ocupó el debate sobre "Poné a Francella" demuestra que es preciso hablar del tema, que la sociedad está con ganas de hablar de esto, porque lejos de ser un tema que quedó en los programas de chimentos, se llevó un buen pedazo de lugar en los portales de internet de los principales diarios y si hoy preguntamos cómo lee la mayoría de lectores el diario, la baja en las ventas indica claramente que es por internet. Ocupó mucho espacio. En los medios opositores, se sostuvo el tema porque de lo que se trataba era de alguien reclamándole al gobierno, porque decían que lo que pasaba estaba mal y pasaba porque el gobierno lo permitía. Pero se llegó al punto en el que se acusó a la ficción de promover la pedofilia o festejar los abusos de menores, y hasta fundamentado desde la psicología, citando a Freud, y decimos, no. Una cosa es hacer y otra decir, como señaló Freud cuando hizo la diferencia entre la neurosis y la perversión. El neurótico fantasea, lo que el perverso realiza. Entonces es necesario que frenemos y digamos, es cierto, tenemos que hablar del tema. Porque andar acusando al otro de que promueve la pedofilia no es joda, no es una acusación que se pueda hacer así nomás. Porque se acusó a un escritor de ficción. 
La escena de "La nena", donde justamente lo cómico de "La nena" es que no es una nena, porque si fuese una nena, no sería gracioso. ¿Se entiende? Por eso Lolita es una película muy fuerte, porque en ese caso, Lolita se nos representa muy chica, recién entrada en la adolescencia, y hago esta aclaración, porque la Dora de Freud tenía catorce años. Y no escuché jamás a ningún psicólogo ni psicoanalista decir que el modo en el que el psicoanálisis teorizó a partir de una situación con una ¿mujer? ¿niña? ¿adolescente? ¿mujer adolescente? de catorce años promovía el abuso infantil o la pedofilia. ¿O justamente no es la posición de "dale que te gustó, hacete cargo"? Porque no es una nena, es que es cómico "La nena", porque no era una nena, es que lo de Dora no podría pensarse como un abuso. Lo que hay que reconocer es que el discurso de la víctima y el victimario es complejo, tiene consecuencias nefastas.
La última película de De Niro, en la que hace de padre de un hijo bipolar, así lo nombra el autor, muestra una escena en la que está este hijo con una mujer, que tienen un malentendido en su conversación, discuten, ella sale enojada del bar, él la sigue pidiéndole que no se vaya, ella que no le contesta, y cuando llega a donde hay público ella comienza a gritar que él la está acosando, lo que claramente observamos que no está haciendo, el acoso es otra cosa, es reducir al otro al lugar de objeto imposibilitándole salir de ahí, lo que en la escena no sucede, las personas que están alrededor se abalanzan sobre el protagonista para golpearlo, le gritan acosador, metete con un hombre, cobarde, llega la policía, hasta que ella dice, es mentira, es mentira, y ahí lo sueltan. Lo que sucedió con el programa de Francella, es que sucedió lo que la película señala, ya TODO es acoso, violencia de género, que después ya no se la sabe distinguir, y se ve la nena, donde no hay una nena.

No hay comentarios: