jueves, 14 de agosto de 2008

Construir en Comunidad

(El presente texto es el que elaboré para leer en el 1° Encuentro Marplatense "Las personas con padecimiento psíquico en la comunidad", al que me han invitado para participar como panelista en la mesa "Modelos de inclusión Comunitaria" )

Primero que nada quiero agradecer a los organizadores del congreso la posibilidad de estar presente, y particularmente a la Dra. María Graciela Iglesias, quien a partir de un rico y fructífero intercambio de ideas y concepciones, respecto a la problemática que nos convoca, me invitó a estar aquí.

Es más que interesante el título que han puesto a la mesa. Vayamos a desmenuzarlo: Modelos de Inclusión Comunitaria. Primero se plantea que hay distintos modelos de inclusión. Es decir, distintos caminos. Perdónenme esta obviedad pero hay cosas que de tan visibles, se olvida su presencia. Se supondría que habríamos de hablar de distintos modos de inclusión comunitaria. ¿Para incluir a quién? ¿Quiénes son los excluidos? ¿Existe gente que no esté incluida en la comunidad? Supongamos que la respuesta es afirmativa. ¿Incluirlos dónde? ¿Desde qué lugar los vamos a incluir? ¿Quieren los supuestos excluidos ser incluidos en eso a lo que queremos incluirlos? ¿Y si de lo que se trata es de cambiar los modelos y construir otros en comunidad? Al ser en comunidad tenemos que tener en cuenta la dimensión espacio temporal. Por lo que tenemos que considerar con qué recursos contamos en esos espacios, que cada uno tendrá sus particularidades, y no podemos pensar un espacio sin tiempo, por lo que tenemos que considerar los distintos tiempos que cada lugar tiene para el desarrollo y la construcción colectiva.
"Frecuente es hablar de rehabilitación, resocialización. Nunca me gustaron ninguno de los dos términos. Porque socializados están, es la sociedad o la comunidad, la que le brinda esos espacios, el problema es qué lugares le da la sociedad a los "locos" y qué se espera de ellos mientras ahí habiten. Y cuando digo la sociedad entramos todos, como ciudadanos, como profesionales, como funcionarios, en cada uno de los distintos lugares que nos posicionemos. Qué pasa con los lazos sociales, con los vínculos, ese para mí es la cuestión porque considero que la locura se da en el lazo social y ahí debe buscarse "la cura"", que no me gusta esta palabra, pero en escrito lleva comillas.
La mayoría de las personas que estamos aquí estamos interesados, trabajando, estudiando o investigando sobre esto que llamamos desmanicomialización. Es decir, cómo hacemos para trabajar con las personas que están internadas en hospicios psiquiátricos, cómo hacemos para externarlos, como hacemos para acompañar nuevamente una vida fuera de los muros físicos del manicomio, los más débiles, porque los muros más fuertes del manicomio están en nuestras cabezas y son con los que nos chocamos todos los días a la hora de pensar nuestro trabajo. Pero a mí me preocupa mucho más el trato manicomial fuera del hospicio.
"Un trato manicomial puede darse también por fuera del hospicio. Un trato manicomial es pensar en seres y no en sujetos: ser psicótico, ser esquizofrénico, ser histérico, ser depresivo. Después, se llama Ramón o Josefina. El problema está en el interior de ese sujeto. Son tratos que no soportan lo ruidoso; la explicación de las conductas por el ser, se exige la quietud: no escuchar, no dar lugar a la palabra; la persona se comporta así porque "es". Existe mucha comprensión por parte de los profesionales en función de lo que el librito dice. Creo que un diagnóstico no dice nada, pocas cosas dicen menos que un diagnóstico. Dice más del que habla que de aquel sobre el que se habla. Soportar el no-todo es parte de la desmanicomialización, de esas zonas borrosas e indefinidas. Soportar el no saber, no precipitarnos en las intervenciones. Debemos generar espacios para escuchar la historia de cada sujeto que quiera testimoniar. Como dice Francoise Davoine: "El loco muestra lo que no puede decir. Lo muestra exagerándolo y busca desesperadamente a otro que reconozca la parte de verdad que hay en lo que muestra."
El discurso generalizado de la sociedad plantea que, en la psicosis, algo falta: que a los psicóticos algo les falta, aunque más no sea la cordura. El discurso de la universidad no es ajeno a esto, y muchas veces los profesionales "psi" piensan la psicosis como anormal –y esto es normativizador– porque "algo falta". Si falta ahí, ¿dónde está completo? Y no, no falta nada. Porque la falta es una cuestión de derecho, no de hecho. La cuestión es con qué material cada sujeto arma y sostiene sus respuestas. Para eso tenemos que historizarlo, Y, también, historiar la locura."
Todo ser humano tiene que tener Derecho a la locura. Tiene que ser un derecho más. Hay acontecimientos de la vida que enloquecen y tenemos que dar lugar a esos episodios, porque no son más que acontecimientos en un derrotero histórico.
El punto es que nosotros damos por descontado el manicomio y es lógico para todos aquellos que vivimos en ciudades grandes, pero para los que no tienen un manicomio cerca no. Siempre pensamos cómo hacemos de ahí para afuera. ¿Pero si ponemos el ojo afuera? La mayoría de los habitantes de la Argentina no cuentan con un neuropsiquiátrico cerca de su domicilio. No en todos los pueblos hay un manicomio y sí hay locos. Sabemos que son muchos más los locos que está afuera que adentro. ¿Y cómo se las arreglan ellos con la locura? ¿Cómo se arreglan las comunidades sin manicomio con la locura? Se me ocurre pensar en algunas de las tantas comunidades que viven en nuestro territorio. ¿La llaman locura? ¿Cómo la piensan? Buscando y pensando sobre qué iba a decir hoy, me encontré con tu texto de un psicoanalista mejicano, Luis Tamayo, que en su texto "El oficio del loco" cuenta que :
"A comienzo de los años 80, conversando con el Dr. Kishida Shu, quien era profesor de la Universidad de Tokio, le indicó que antes de la llegada de los europeos a las playas niponas no existían en su país ni esquizofrénicos ni paranoicos. El comentario no pudo dejar de llamar su atención dado que conocía perfectamente las estadísticas que ubican a tales trastornos en un porcentaje fijo e independiente de cualquier variable geográfica o racial. La explicación que le ofreció a continuación le permitió entenderlo: el Japón antiguo era sintoísta, y para esa concepción del mundo existen múltiples dioses, millones de dioses. Podía haber un dios piedra, un dios árbol, etc. Por ello si alguien afirmase ser una piedra o que el refrigerador le hablaba, no tenía nada de extraño, pues era plausible que fueran los dioses propios de tales entidades quienes lo hubiesen poseído o quiénes se comunicasen con él.
Pensemos señores que no hace mucho que nosotros hemos aparecido en la historia, y locura y comunidades hay desde mucho antes que nosotros llegáramos. ¿Y cómo se las arreglaban? Tenemos que llevar a fondo la discusión sobre los distintos tipos de discursos que hay sobre la locura y qué lugar se le da en los mismos a los locos.

La desmanicomialización.

Celebro que cada vez se está instalando más la problemática de la desmanicomialización, pero tenemos que empezar a analizar cuáles son los distintos obstáculos con los que nos encontramos para que esto efectivamente pueda llevarse a cabo.
Por lo que venimos hablando hasta aquí, considero que tendríamos dos problemas: 1) Cómo acompañamos a que se les de otro lugar en la comunidad, y digo acompañar, no guiar; 2) Cómo evitar futuras "exclusiones" y es aquí donde tenemos que hacer un trabajo en el campo de lo cultural, del análisis de los discursos y no me es posible pensar esto sin un trabajo de militancia junto a la comunidad. Tenemos que incluir a la comunidad en este problema, que celebro poco a poco tome tal tamaño que solito salga del campo de la salud mental, por su propia fuerza.
Creo que la estrategia que debemos adoptar es sacar esta problemática del campo de la salud mental. Esto no es un problema que tienen que resolver los especialista sino que tenemos que hacer de esto un problema de todos. Que tácticamente nos convenga empezar por estos lados, no quiere decir que en ese campo debamos permanecer. El trato manicomial a salido de los espacios asilares ya hace muchos años. Y ese mismo tipo de relación social se repite en otros espacios.

Problemática de recursos

"El peor mal que padece el mundo no es la fuerza de los malos, sino la debilidad de los mejores" Romain Rolland

Un problema que se plantea frecuentemente para justificar el por qué no se concreta lo que buscamos es el de los recursos. La falta de recursos.
Se plantea la necesidad de una ley de salud mental en la provincia y otra a nivel nacional. Buenísimo, todo lo que sume se celebra. ¿Pero para qué? Podemos tomar como ejemplo la ley de la ciudad de buenos aires. ¿Y? Quién exige hacerla cumplir. Cuántos son los que se movilizan para que la misma se haga efectiva. Lo que demuestra que sin un ejercicio ciudadano la ley es letra muerta. Y tenemos leyes hoy para proteger a nuestros vecinos que son internados: la Constitución Nacional y todos los convenios internacionales a los cuales hemos adherido en el año 1994.
Considero que es un problema, pero el menor problema a mi criterio, la falta de recursos económicos. Lo que faltan son profesionales con otra clase de recursos simbólicos. No son la mayoría de los profesionales los que están interesados en esto y a nosotros en Moreno esto también nos pasa. Es la triste verdad. Pero por lo menos ya empezamos. Una de las cosas que a nosotros nos ha servido mucho es hacer con lo que tenemos. Ir construyendo desde ahí, no paralizarnos por lo que falta.
Desde Moreno venimos realizando desde hace cinco años un convenio con el Hospital Cabred en el cual aquellos vecinos de Moreno que tuvieron una internación continúan el tratamiento ambulatorio en Moreno, porque ese es su lugar de pertenencia, donde están sus vínculos, no a lo Macri los de provincia se atienden en provincia.
Acá quiero hacer un llamado de atención. En los últimos meses el Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, el Dr. Zin ha echado a la anterior conducción del Hospital Cabred, Open Door, quienes llevaron a cabo junto con los municipios el Programa de Reforma Cabred. Esperemos que la política de desmanicomialización continúe, aunque observo con preocupación cuál ha sido la posición del CICOP de Luján y ATE Luján. Esto da cuenta de las distintas complejidades que lleva introducir cambios profundos. Que bien vale decir, declararon persona no grata a Leo Zavataro y a Daniel Frankel, pero no a los distintos profesionales y enfermeros que comenten las atrocidades.
Voy a contarles, entre muchas otras cosas que nos sucedieron, lo que hemos podido investigar desde que trabajamos con los vecinos que estuvieron internados: la baja considerable en la medicación una vez que están afuera. Y no digo en lapsos muy largos, estamos hablando de dos o tres meses. Lo cual demuestra, para aquellos que les preocupa pensar en costos a la hora de pensar la salud, que sale mucho más barato que los ciudadanos que padecieron una internación estén en su comunidad de origen que en un hospital.
Entonces nos damos cuenta de que no solo es un problema de plata. Una persona internada en el Borda cuesta 3000 pesos por mes. ¿Cuánto sale el alquiler de una casa más la medicación? ¿Cuántos de los profesionales de los hospitales sostiene y comparten los principios políticos de Basaglia sobre la desmanicomialización?
Esto es un problema político y de ese modo tenemos que abordarlo.
Para finalizar quiero decirles unas palabras sobre lo que venimos desarrollando en Moreno, no me dediqué exclusivamente a hablar sobre nuestra experiencia porque mañana estará el Lic. Gutman, Director de Salud Mental de Moreno testimoniando sobre eso.
En Moreno venimos desarrollando distintos espacios para trabajar la problemática de la locura de nuestros vecinos y la nuestra, porque como dijo una vez una AC "nosotros no hacemos cosas con locos, hacemos cosas de locos": contamos con una casa donde viven cuatro vecinos que fueron externados de Open Door, armamos un Centro de Día, inventamos un equipo de ACSM, equipo del que soy integrante, en el cual capacitamos a vecinos de Moreno para que acompañen a otros vecinos que estén en tratamiento psiquiátrico, psicológico o que necesiten que alguien los acompañe por el momento que está atravesando, tenemos una red de psicólogos distribuida en las distintas unidades sanitarias de Moreno, que son 33 y con estos dispositivos vamos trabajando.
Y con los recursos que teníamos fuimos armando lo que pudimos. En el caso de las Acompañantes Comunitarias, ellas trabajan con los recursos que hay en la comunidad.
El trabajo apunta al fortalecimiento de los lazos sociales en sus comunidades de origen, es así que trabajamos con las distintas instituciones que hay en los barrios de los vecinos, es por esto que los ACSM hacen un relevamiento de las distintas instituciones que hay en el barrio para poder enlazar a estos sujetos. Si a uno le gusta tejer, buscar si en el barrio hay grupos de tejido, al que le gusta otra cosa, buscarlo. Buscar espacios donde este sujeto pueda ser alojado.
Trabajamos con las familias en los lugares de pertenencia de cada sujeto.
Nosotros no contamos con camas para internación, y esos obstáculos muchas veces para nosotros nos beneficiaron porque nos obligaron a crear. Y la creación tiene que ver con el deseo que cada uno de nosotros pone en esto. Tener que pensar cómo hacemos con un vecino en un episodio de crisis. Porque los vecinos nunca vienen solo, son ellos más los hijos, más los vecinos del que se brotó que piden que lo saquemos. Y con ellos tenemos que trabajar. Cama muchas veces no hay. Tenemos un problema. Bueno ¿A ver con qué contamos? Y con eso hacemos lo que podemos.
Repreguntémosnos qué es la locura para nosotros y en función de cómo la pensemos vamos a pensar las modalidades diferentes de trabajo. Porque quiero insistir con esto, muchas veces las internaciones no son tanto por criterio médico, y reconozcamos esto de una vez, sino por el temor de los profesionales a una denuncia, porque esta cuestión de "bajo apercibimiento"

Para cerrar quiero hacer un solo interrogante y leerles un texto que bien tiene que ver con esto que estamos hablando.
Mi pregunta, llena de dolor por haber trabajado durante un muy corto tiempo en un neuropsiquiátrico es: ¿Cómo es posible que una persona que se formó para, en teoría aliviar el sufrimiento o el dolor de un sujeto, dentro del campo de la salud, legitime los maltratos y las aberraciones a los que los internos son sometidos?


"Si un individuo produce a otro un daño físico tal, que el golpe le causa la muerte, llamamos a eso homicidio: si el autor supiera de antemano, que el daño va a ser mortal, llamaremos a su acción asesinato premeditado. Pero si la sociedad reduce a centenares de proletarios a un estado tal que, necesariamente, caen víctimas de una muerte prematura y antinatural, de una muerte tan violenta como la muerte por medio de la espada y de la maza; si impide a millares de individuos las condiciones necesarias para la vida, si los coloca en un estado tal que no pueden vivir, si los constriñe, con el brazo fuerte de la ley, a permanecer en tal estado hasta la muerte, muerte que debe ser la consecuencia de ese estado: si esa sociedad sabe, y lo sabe muy bien, que esos millares de individuos deben caer víctimas de tales condiciones y, sin embargo, deja que perdure tal estado de las cosas, ello constituye, justamente, un asesinato premeditado, como la acción del individuo, solamente que un asesinato más oculto, más pérfido, un asesinato contra el cual nadie puede defenderse, que no lo parece, porque no se ve al autor, porque es la obra de todos y de ninguno, porque la muerte de la víctima parece natural y porque no es tanto un pecado de acción como un pecado de omisión. Pero ello no deja de ser un asesinato premeditado." Federico Engels. "La situación de la clase obrera en Inglaterra" publicado en 1845

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