sábado, 2 de agosto de 2008

Psico - Estando ahí, puedo

Texto publicado en LETRAFONIA 5

El presente trabajo está basado en la lectura que he realizado sobre las siguientes dos películas: “Llámame Peter. Vida y muerte de Peter Sellers”[1] y “Desde el jardín”[2], y el libro “Being there”, también traducido como “Desde el jardín”[3].
Llegué a la película “Desde el jardín” luego de haber visto “Call me Peter”, biografía de Peter Seller .Película que me recomendó una colega sabiendo de mi cartel sobre psicosis. Fue poco lo que pude encontrar. Quizás lo”mas parecido” fue una escena erotómana de Sellers con Sofía Loren, a quien conoció filmando “Ella y sus millones”.
En “Llámame Peter…” hay una escena en la que el supuesto Peter relata que quiere hacer una película sobre el libro de Kosinski, ya que el se sentía como ese personaje, que no tenía una personalidad. Eso me llevó directamente a buscar “Desde el jardín”, luego leer el libro y por último averiguar sobre su vida. Creo que fue más conveniente para mí ver primero la película que leer el libro. Las escenas son completamente diferentes. Y la temática de las dos obras también. El libro es una lúcida crítica de la “american style life”, donde sólo existís si se TV. En la película, para el personaje principal, no hay posibilidad de que exista otra cosa.

Peter Sellers. Being There (Estando ahí. Siendo ahí)

“Al llegar al mundo, Peter Sellers se convertiría en el primer hijo de una pareja de actores de vodevil quienes esperaban ansiosos la llegada del primogénito. Es que el matrimonio imaginaba un gran futuro para el pequeño, sobre todo su madre, Peg, quien planeaba convertirlo en el mejor actor de todos los tiempos. Pero ese sueño no duró mucho. Tan sólo lo que dura un embarazo, ya que Peter murió a poco de nacer.
Tiempo después, el 8 de septiembre de 1925, nacería Richard Henri Sellers, quien vino a ocupar el lugar dejado por el pequeño Peter. Y lo ocupó literalmente. Es decir que Richard, hizo de Peter desde pequeño, un personaje dentro de la vida misma, algo que quizás ayude a entender el desvarío de la personalidad del gran actor inglés, quien con sólo dos semanas de vida ya estaba arriba de un escenario junto a sus padres.”[4]
En una entrevista que le realizaron Sellers dice: ““No tengo personalidad propia, por eso jamás podré llegar a ser una verdadera estrella. Soy un actor de personajes. No podría ser Peter Sellers del modo en que Cary Grant es Cary Grant, porque no tengo una imagen concreta de mi mismo”. “Me siento fantasmalmente irreal hasta que me convierto en otra persona en la pantalla”

Lo que motivo este trabajo fue la angustia que me generó la película “Desde el jardín”, la única a la que me referiré en el trabajo. Es muy fuerte observar a un personaje que permanentemente está en otro plano. Que los demás no entienden lo que él dice. Que le dan una significación totalmente diferente a lo que él quiere decir. Cosa que nos pasa todos los días. Pero Chance, el personaje principal, pareciera que no entiende que puedan entender otra cosa distinta de la que él dijo. No le entendieron ni el nombre. Un hombre que no dice más que lo que dice, oyentes que no escuchan más que metáforas. Un puro sentido. O un puro sin sentido. De lo que se trata es del malentendido.

La película comienza con Chance mirando la televisión e imitando un apretón de manos. Mira e imita. Y esto es algo que se repetirá en el film. Chance, pareciera, que no puede hacer lo que primero no vio en la televisión. La tv pasará a ser, a mi criterio, su caja de significantes. No puede responder a situaciones que se le presenten si antes no las observó. No aparece escena en la que pueda él pensar que haya un más allá de esa caja.
Para aquellos que no hayan visto la película, sintéticamente, se trata de un hombre llamado Chance, que en inglés significa azar, casualidad. No tiene apellido. Le pusieron Chance, según Kosinski, porque nació de casualidad. Su madre murió al nacer él. ¿La madre muere al nacer Peter? El Anciano, dueño de la casa, lo adoptó. Nunca le enseñó a leer. Nunca debía desobedecerlo. Chance es jardinero en una casa donde sólo vive con el anciano dueño de casa y una empleada doméstica. El anciano fallece. Aparecen unos abogados en la casa para arreglar las indemnizaciones correspondientes y el inicio de la sucesión. Se presentan ante Chance le preguntan quién es, sólo responde Chance, y ante su respuesta le informan que en ningún lugar hay registros de su existencia. Le solicitan que demuestre que él vive ahí. “Aquí estoy. ¿Qué mejor prueba que esa?” responde. Le piden nombres de médicos o dentistas a los que haya asistido, “nunca me enfermé”, “nunca salí de la casa”. Le informan que tendrá que retirarse. No opone resistencia y se va porque ellos lo dicen. No efectúa defensa alguna. Si ellos lo dicen, así debe ser. Abandona la casa. Al irse, tiene un accidente con una limusina que lo choca en la pierna. Baja la dueña del auto y lo asiste por temor a una demanda legal. Se presentan mutuamente. Él lo hace como Chance, el jardinero. En inglés the gardiner. Ella, EE, entiende Gardiner y le pregunta si es familiar de los Gardiner, unos amigos de ella. El responde que no. Lo llevan a su mansión. Lo asisten por un médico. Lo invitan a cenar y a permanecer en la casa hasta que se recupere. En la cena, con el Sr. y la Sra. Rand (EE), Chance comienza a contar a qué se dedica. Que los abogados cerraron su casa y se quedó sin su jardín. Todo esto será tomado como una metáfora de un hombre de negocios, uno más de los que pierden su “casa” por los abogados. El Sr. Rand no hará más que tomarlo siempre como un hombre de negocios que cuando describe las estaciones climáticas, no se refiere sino a los ciclos de la economía y la producción. El Sr. Rand, un multimillonario con acceso directo al presidente de EEUU, lo presenta a Chance frente al mandatario como un empresario. Chance esboza su conocimiento sobre jardinería, y el mandatario, lo toma como una tesis económica. Cualquier similitud con la abstracción del actual presidente de EEUU es pura coincidencia. El presidente cita a Chance en una conferencia de prensa y todos quieren saber quién es este hombre que asesora al presidente. Pero de Chance no hay registros. De ahí en más entrevistas televisivas con Chance, encuentro con embajadores y demás.

Los puros sentidos o sin sentidos.

El sin sentido del significante es angustiante, para mí. Y creo que para Seller también. En el film Chance y el resto hablan cosas diferentes, pero el no puede comprender que los demás entiendan algo diferente a lo que dijo. No puede concebir esa posibilidad. El no dice más que lo que puede decir y de lo que sabe. Los demás entienden cualquier otra cosa. Pero lo angustiante es que él parece como en otro plano. Mejor dicho, un único plano. Nadie lo entiende. Hablan de otra cosa. Porque siente que no lo entienden, para mi, Seller eligió el libro. Él no dirige la película, es cierto, pero deseaba profundamente hacer ese papel.
Este hombre, burdamente lo digo, sin nombre del padre, ya que no tiene apellido y lo nombraron por casualidad, sólo es enlazado dentro de una posible filiación, por EE, cuando ella le pregunta si es familiar de sus amigos Gardiner. Ya no es el único. Se esbozan otros. Y al darle ella un lugar, es que elige quedarse a vivir en esa mansión.
Encuentro similitudes entre Chance y Richard Sellers. Un niño muere al nacer. Una madre muere al nacer el niño. Chance no tiene apellido. Sellers adopta el nombre de su hermano muerto. Empezará, desde niño, a ponerse en el lugar de otro para ser nombrado. El no es Peter Sellers. Es cierto. Hace de Peter Sellers. Todo el día. Siempre es un personaje.
Comparto este texto, que ningún valor teórico tiene, para poder compartir mis interrogantes sobre la psicosis. En mi corta experiencia con pacientes psicóticos me he encontrado con algo de lo que a Chance le pasa, no concebir cierta alteridad y que no quieren decir otra cosa que lo que dicen. Por eso cuando atiendo pacientes que supongo pueden responder de un modo psicótico, atino a no interpretar metafóricamente, porque las veces que lo he hecho, me encuentro con que me responden “no quise decir más que eso”. Hace poco tiempo, me tocó asistir a un paciente de 19 años en pleno desencadenamiento. La gente comenzó a reírse de él. Tuve que atenderlo porque intentó quitarse la vida. En nuestra primera entrevista él estaba completamente angustiado. Y la angustia es contagiosa. Compartió conmigo lo que le estaba pasando. No aguantaba más las risas y por eso quería dejar de vivir. Vino a mi memoria una frase de Davoine, que da cuenta de su práctica: “El hombre que grita de dolor o que nos dice que sufre no elige la boca con la que nos lo dice. El sitio del dolor puede encontrarse en el cuerpo de otra persona.”[5] “A veces no hay lenguaje para decirse algo a sí mismo, y sólo se encuentran las palabras a través de algún otro, por la vía de una respuesta.”[6] Mientras él seguía mudo, luego de contarme lo que le pasaba, y sin mirarme, le pregunté, no las soportás más, no, me respondió. Así como no estuvieron toda la vida, no tienen porque estar para siempre. En ese momento me mira, fue, para mí, como una brisa de aire, porque su cara por un segundo se mostró más relajada y me dijo ¿en serio? En ese momento lo que busqué fue ponerle una alteridad a eso que se presentaba como un para siempre. No tiene por qué ser de ese modo tortuoso.
Esta falta de alteridad es lo que encontré en la película de Chance. Que me resulta imposible pensarla como una comedia. Una persona que está en un único plano, que no encuentra lugar a su decir.

Entre el libro y el film hay diferencias sustanciales. La principal diferencia que encuentro, y eso me parece lo más rico, es que en el libro la televisión no es lo único que existe. Chance primero conoció la radio. Peter Sellers también comenzó en radio y luego pasó a la pantalla.
En la película se me representa la televisión como la única batería de significantes posible. No puede pensar que lo que no está ahí esté en Otro lado. En la película no actúa si no lo ve en la tele. En el libro hay escenas en las que no responde, aunque quiere, por no poder.
Esto es algo que me parece interesante pensar. Y por eso lo comparto. ¿Es Chance, el del film, una persona con una relación psicótica con el lenguaje? ¿Vale de algo pensar en eso? No. ¿Es tan frecuente en la psicosis esta falta de alteridad? ¿Por qué pienso esto? Porque está totalmente identificado con el imaginario de la TV, no hay más que eso. Una escena para pensarlo y pensar a Sellers eligiendo este libro. Escena filmica: EE lo encara a Chance en su habitación, con el fin de tener sexo. Comienza a besarlo y él no sabe que hacer. Queda petrificado. Iba a decir no responde, pero no se puede responder a un pedido que nunca existió. En otra escena EE lo besa, pero justo Chance está mirando una escena televisiva en la que una pareja se besa. E imita. Cuando la escena termina, él también. Ella le dice qué te pasa, no te gusto, qué te gusta. Sin quitar la tele de su retina responde, mirar. Ella comienza a tocarse para que él la observe. Nunca la miró. El mirar para él es mirar televisión, ella entendió otra cosa. En el libro la escena es diferente. Él quiere decirle que solo mirándola puede fijarla es su memoria y poseerla. Pero es dirigido a ella.



“Cada vez que termino un film me invade una terrible sensación de pérdida de identidad. Entonces no se quién soy ni qué hacer” Peter Sellers.

[1] “Life and death of Peter Sellers”. 2004. Basada en el libro de Roger Lewis. Dir. Sthepen Hopkins.
[2] “Being There” 1979. Dirigida por Hal Ashby. Con Peter Sellers, Sherley Mac Laine, Melvyn Douglas y Jack Warden.
[3] “Desde el Jardín” Jerzy Kosinski. Ed. Pomaire.1977
[4] Diego Cabarcos. www.codigoretro.com

[5] Francoise Davoine. La locura Wittgenstein. P.12
[6] Idem. Pag. 17

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